Hoy en día la telefonía móvil es una de las industrias que más dinero mueve globalmente. ¿Os habéis parado a pensar a cuánto asciende? El año pasado contribuyó con 3.000 millones de dólares a la economía mundial, lo que equivale al 3,8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) total. En 2020 se estima que llegará hasta 3,9 billones de dólares, es decir, un 4,2 por ciento del PIB mundial proyectado.
Otro dato estratosférico es el actual número de usuarios de telefonía móvil: 3.600 millones de personas. Según el estudio "The mobile economy” de GSMA (organización de operadores móviles y compañías relacionadas con la industria), dentro de cinco años este número se disparará hasta los 4.600 millones de personas.
En comparación, los usuarios de telefonía móvil son más del doble que los que usan tarjeta de crédito o Internet, por lo que nos encontramos ante el gran negocio del siglo.
¡Y pensar que todo comenzó años atrás con teléfonos en torno a 90 gramos que nos enganchaban con sencillos juegos como la serpiente de Nokia! Los nostálgicos como yo recordareis los primeros teléfonos con pantalla táctil, que tan poca sensibilidad tenían… o aquellas cámaras VGA con una ínfima calidad, que nos hacían los más felices del momento.
Poco a poco fueron evolucionando hasta llegar a los smartphones actuales, muy avanzados tecnológicamente pero que, desde mi punto de vista, no aprovechan ni de lejos sus capacidades. Si bien es cierto que cada vez más los utilizamos más para hacer compras, navegar por Internet, participar en redes sociales … y menos para el uso primigenio de hablar, debo confesar que me quedé sorprendido al descubrir cuántos sensores integran: ¡hasta una docena! Los enumero: acelerómetro, giroscopio, magnetómetro, sensor de proximidad, sensor de luz, barómetro, termómetro, sensor de humedad del aire, podómetro, pulsómetro, sensor de huellas dactilares y GPS.
¿Se os ocurren las aplicaciones que pueden desarrollarse con la ayuda de estos sensores? Muchísimas, quizá demasiadas… ¡Ese cacharrillo que llevamos encima siempre podría convertirse en nuestro mejor asistente!
Esta misma semana Apple anunciaba que pone la herramienta ResearchKit, que incorporan sus iPhones al servicio de los investigadores médicos que quieran desarrollar aplicaciones para diagnósticos.
Éstas son algunas otras innovaciones que tal vez veremos próximamente:
– Detección del estado de ánimo
Lo he pensado mil y una veces: en algún momento serán mis propios sentimientos los que decidan, sin necesidad de que yo lo controle, qué canción escucharé o qué canal de televisión veré según mi disposición. Nuestro teléfono nos acompaña las 24 horas del día (incluso tenemos la “sana” costumbre de no apagarlo mientras dormimos), por lo que si fuese capaz de procesar toda la información que es capaz de recoger, podría tomar este tipo de decisiones sin equivocarse.
Incluso podría detectar si su propietario ha tomado alguna copa de más e impedirle conducir. ¿No me creéis? Podría saber si somos capaces de andar en línea recta, nuestra frecuencia cardiaca, si podemos hablar con claridad…
Lo sé, los más imprudentes podrían optar por dejar el teléfono en casa, pero ¿cuántos estarían dispuestos a salir sin su amado smartphone?
– Domótica a través del móvil
Los sensores de los smartphones podrían medir nuestras constantes vitales y regular la temperatura de la habitación en la que nos encontramos en casa, de forma automática y en tiempo real. Incluso una herramienta de big data permitiría calcular la media entre todas las personas de una oficina y regular el sistema de refrigeración, con el consiguiente ahorro energético que supondría.
Además, la información recibida por el pulsómetro, el acelerómetro y el sensor de luz del teléfono podrían graduar la iluminación LED de la sala, con sólo analizar nuestros movimientos, el pulso y la luz presente. ¿Os imagináis lo cómodo que sería?
– Seguridad de un pago a través de NFC
Los sistemas de pagos a través de NFC siguen en auge, pero requieren de ciertos protocolos de seguridad que podrían mejorarse si se verificase que la solicitud de pago proviene en realidad de un usuario en la misma ubicación que el lector, proyecto que se ha desarrollado en tres Universidades de Estados Unidos:
Esta verificación es necesaria ya que un delincuente podría interceptar las credenciales de un usuario en un lugar y transmitirlas a otra persona que esperase para hacer una compra en otro sitio.
Por increíble que parezca, estoy convencido de que en un futuro próximo el smartphone ampliará sus funciones y se convertirá en un elemento aún más indispensable –si cabe- para nuestro día a día. La tecnología está preparada… pero ¿y las personas? Ya lo decía Henry Ford (1863-1947): “El verdadero progreso es el que pone la tecnología al alcance de todos”. Esperemos que así sea.
Imagen: Keoni Cabral

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