Hace poco tuve ocasión de leer un artículo publicado en El País “Asimov te cuenta las claves para ser creativo en tu negocio”, que hace referencia a su ensayo inédito titulado On creativity.
Una de sus premisas es que el proceso creativo, sea cual sea, es básicamente el mismo en todas sus ramas y variedades e implica factores comunes, como por ejemplo:
- Capacidad para conectar ideas.
- Atrevimiento, estar convencido de una idea aunque parezca irrealizable.
- Confianza en uno mismo.
- Pensar en solitario.
- Un ambiente informal para trabajar en equipo.
Si el proceso creativo es idéntico en cualquier ámbito, ¿nos hemos preguntado alguna vez hasta qué punto fomentamos o matamos la creatividad en nuestro entorno personal y laboral?
Veamos dos escenarios en los que todos nos hemos movido alguna vez: la educación y el trabajo.
La creatividad en la educación
El año pasado, la tutora de mi hija me dijo “¡Qué pena que tu hija ya tenga claro que quiere dedicarse a la música con las notas tan brillantes que tiene en las otras materias!”. ¿Cuál debería ser mi postura: apoyarla a conseguir su sueño o priorizar las otras áreas? ¿Y por qué no ambas?
Hoy en día, las asignaturas en las que se desarrolla en mayor medida la creatividad (música, plástica) pierden cada vez más importancia en el sistema educativo y las asignaturas más útiles para el trabajo son las que se consideran más importantes (matemáticas, lenguaje, ciencias). Pero ¿quién puede afirmar que el hecho de seguir carreras que consideramos “más importantes” asegura un trabajo en el futuro o nos hace más felices? ¿No sería mejor la posibilidad de complementar unas y otras?
Ken Robinson en su charla TED “How schools kill creativity” ("Cómo las escuelas matan la creatividad") hace referencia a esto mismo y a la consecuencia de que muchas personas con talento, brillantes y creativas piensan que no lo son porque aquello para lo que son buenos en la escuela no está valorado o incluso es estigmatizado.
Pero la creatividad no pertenece en exclusiva al campo de lo artístico; las ciencias o las humanidades se aprenden mejor si se enseñan desde un punto de vista creativo.
En el artículo de la Universidad de Pensilvania “¿Se puede enseñar la creatividad?” se hace referencia a las Pruebas Torrance de Pensamiento Creativo (TTCT). Según el estudio de Kyung-Hee Kim, en el que analizó 300.000 puntuaciones de pruebas entre 1968 y 2008, el declive respecto a la creatividad es continuo y persistente desde 1990 hasta la actualidad.
Esto significa que algo estamos haciendo mal y, lo que es peor, estudiantes poco creativos en el presente serán trabajadores poco creativos en el futuro. Sería necesario, por tanto, repensar los principios fundamentales en los que estamos educando.
La creatividad en el trabajo
El informe "Liderar en la complejidad: Conclusiones de “The global CEO study 2010” recoge la investigación que realizó IBM entre 1.500 consejeros delegados de 60 países y la creatividad apareció citada como la característica más importante de toda la empresa.
¿Nos hemos preguntado hasta qué punto nuestro escenario laboral fomenta la creatividad?, ¿se premian las nuevas ideas?, ¿se propician momentos y espacios para dar rienda suelta a la creatividad?, ¿se plantea como un objetivo en sí mismo?, ¿forma parte de la cultura de la empresa?
En la línea de Asimov, una empresa que busque la creatividad de su capital humano deberá potenciar la conexión de ideas desde distintas áreas bajo un enfoque multidisciplinar, fomentar la confianza en las potencialidades de cualquiera de sus trabajadores, propiciar momentos para pensar en solitario en ideas originales (no solo en tareas rutinarias) y favorecer ambientes informales para trabajar en equipo.
A continuación, algunas ideas que incluí en el libro Emprenedoria Sec (2012) para potenciar la creatividad:
- Ten fe en ti mismo/a.
- Piensa en producir cada día una idea interesante. Saca tiempo para pensar.
- Escribe en un papel las ideas que te resulten más innovadoras, aunque no creas que sean de utilidad en el futuro.
- Produce ideas que otros no tienen (originalidad en los negocios, productos, procedimientos…).
- Cuando quieras crear nuevas ideas sobre una situación problemática, cambia la perspectiva (piensa cómo lo vería una persona diferente a ti).
- Si tienes identificada alguna idea, piensa en distintos resultados para conseguir un mismo objetivo.
- Modifica tu ambiente. Experimenta.
- No creas que la inspiración te vendrá sin más, mejor que te encuentre trabajando.
Y, si no estás convencido, te propongo el video ¿Te atreves a soñar?, seguro que no te dejará indiferente.
Imagen: Marlus Brede

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