En 1997 cuando no existían ni Google ni Facebook y nos conectábamos a Internet a través de un módem analógico, en la película Gattaca la gente accedía a la oficina a través de unos tornos identificándose sólo con su ADN. Han pasado 17 años y lo que aquella película de ciencia ficción predecía se ha cumplido, al menos en parte, ya que aún no nos pinchan el dedo para obtener nuestro ADN como ocurría en aquel film.
Nuestro cuerpo se ha convertido en la nueva frontera de estudio de las nuevas tecnologías para mejorar la forma en que interactuamos con ellas. En los últimos meses estamos asistiendo a infinidad de anuncios en los que nuestro cuerpo (o nuestras señales biológicas) interaccionan con nuestro entorno. ¿Será una nueva tendencia pasajera o vendrá para quedarse? Veamos en qué campos se está implantando:
- Pagos: Ya el año pasado anunciábamos el inicio de pruebas de pago con nuestras huellas dactilares en tiendas físicas. Estos sistemas ya se han implantado en algunos hoteles. Aún es algo residual pero, si se demuestra que es fácil de usar y seguro, tiene muchas posibilidades de convertirse en una realidad a corto plazo. Al fin y al cabo, ¿por qué usar una tarjeta que nos identifique, si nuestras huellas lo hacen de forma natural? A la duda de si alguien puede tener nuestra misma huella la respuesta es no: ni siquiera los gemelos. El gran empujón al uso de esta tecnología para pagos ha venido de la mano de los dispositivos móviles. Los últimos terminales de Apple y Samsung vienen equipados con lectores de huellas dactilares que, además de desbloquear el teléfono, nos van a permitir realizar pagos móviles con sólo deslizar nuestro dedo.
- Accesos: Este caso de uso de la biometría está cada vez más extendido. Telefónica por ejemplo ya utiliza en su Alcalá data center un lector biométrico de huella dactilar para acceder a las esclusas de las salas de Tecnologías de la Información La bajada del precio de los lectores y la mejora en la calidad de los mismos, ha hecho que muchas empresas lo implementen como complemento a las tarjetas de identificación o incluso sustituyéndolas por completo. Al igual que en el caso de pagos, estas soluciones no sólo aplican a los accesos físicos, sino también a los accesos móviles para el desbloqueo de los terminales como ya hemos indicado en el punto anterior con los nuevos smartphones.
- Autenticación: Un caso particular de acceso lo representa la autenticación en aplicaciones o la sustitución de contraseñas por lecturas biométricas. Todos estos sistemas se basan en buscar algún elemento que sea único y nos identifique sin posibilidad de error y que, además, nos evite la cada vez más difícil tarea de memorizar multitud de contraseñas diferentes. Según Gartner, el 30 por ciento de las empresas habrán optado por sistemas de autenticación biométrica en el año 2016. Sin duda, esa cifra es muy relevante, por lo que están surgiendo multitud de soluciones posibles:
- Autenticación por voz. En este tipo de soluciones el programa te exige leer un texto y, en función de cómo lo leas, te da acceso o no al sistema. Al cambiar el texto cada vez, evita la copia o la grabación de la voz.
- Autenticación por iris: Su implantación aún parece lejana y requiere de cámaras y sensores que aún no son baratos ni precisos.
- Con la oreja. Sí, sí, como lo estáis leyendo. Una start up dice que la oreja, al apoyarse en el móvil, deja una huella única, aunque sinceramente no me parece la mejor opción.
- Por la lectura de labios: Liopa ha presentado en el último Mobile World Congress una solución similar al reconocimiento por voz, que muestra unos números que hay que leer pero dependerá de cómo movamos los labios que nos reconozca o no.
- Reconocimiento facial: Es la última tendencia que se está implantando en el entorno móvil, gracias a la inclusión masiva de cámaras delanteras y a la mejora de las mismas. La idea es que antes de conectarse al banco o a Facebook esta aplicación saque una foto de nuestra cara para identificar si somos nosotros o no. Ya hemos hablamos de un Marketing a la carta a través del reconocimiento facial en este mismo blog. En el Innovation Center de Telefónica en Madrid hay una demo de reconocimiento facial en la sala de bienvenida.
- Por nuestro olor: En este caso, la Universidad Politécnica de Madrid ha desarrollado un sistema que parece indicar que nuestro olor es también singular. Pretender reproducir la sensibilidad del olfato canino y, aunque es posible que tenga su campo de aplicación, hasta que nuestros ordenadores y móviles tengan “nariz” no parece muy aplicable.
- Por los latidos de nuestro corazón: Es la última novedad en investigación biométrica y viene de Taiwan. Parece que como el resto de nuestros parámetros biométricos, nuestros latidos son también exclusivos, por lo que podrían servir para identificar de forma unívoca a una persona. Supongo que con la proliferación de pulseras y otros sistemas que monitorizan nuestra actividad será una opción que se podrá tener en cuenta a medio plazo.
Vista la cantidad de sistemas e investigaciones que se están llevando a cabo, parece evidente que en el futuro más inmediato nuestro cuerpo será nuestra mejor (o única) carta de presentación en el mundo digital, ¿pero acaso no lo es ya en el mundo físico? Quizá pronto tengamos que ponernos la corbata o peinarnos antes de abrir nuestros mensajes… si no queremos que nuestro móvil nos confunda con otros.
Imagen: Tsahi Levent-Levi

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