¿Qué os parecería ver en una pantalla natural como la bóveda de una iglesia románica, y además en 3D, cómo fueron evolucionando los elementos decorativos en edificios religiosos a lo largo de los diferentes períodos artísticos de nuestra historia y escuchar a la vez cantos gregorianos? Suena bien, ¿no?
Pues es real, se puede ver en el Monasterio de Santa María de Mave, en Palencia, y es un ejemplo de lo que a partir de ahora, tras el acuerdo como partners entre Telefónica y la Fundación Santa María La Real, firmado este mismo mes, van a llevar al mercado conjuntamente como socios comerciales.
El sistema de monitorización de patrimonio histórico (MHS en sus siglas en inglés) permite controlar los principales “indicadores de salud” de nuestro patrimonio (tanto edificios como bienes muebles) para facilitar la toma de decisiones eficientes de mantenimiento y conservación y, sobre todo, ayudar a garantizar que las próximas generaciones puedan disfrutar de estos tesoros culturales (como avanzaba Félix Hernández en su post “Un fisurómetro en el triforio”).
Puertas de monasterios del siglo VIII que se abren con tarjetas NFC, laboratorios tecnológicos instalados en iglesias del siglo XIII, iluminación automatizada, sensores para detectar situaciones como la presencia de xilófagos (me encanta la palabreja, son insectos que se alimentan de madera, cuanto más antigua y valiosa mejor) o la evolución de fisuras en las paredes, la inclinación de los pilares, la temperatura y humedad del rocío…
Todo esto y mucho más existe y Telefónica ya trabaja en ello con sus soluciones de M2M al servicio de la gestión preventiva de la conservación de nuestro patrimonio histórico. Telefónica aporta como “dote” a esta nueva relación comercial con la Fundación su potencia comercial, las comunicaciones y la plataforma IoT en la que se cargarán los datos recogidos por los diferentes tipos de sensores. Sobre dichos datos operará un visualizador web y una aplicación de seguimiento y generación de informes.
El impresionante legado histórico del que podemos disfrutar en Castilla y León está ahora más protegido que nunca, y pronto la solución podrá extenderse al conjunto de España, Europa y Latinoamérica.
Como primer caso real, el pasado lunes 22 de septiembre se instalaron los sensores de ambiente y estructura en tres salas del Real Monasterio de Santa Clara en Tordesillas. Este proyecto permitirá mostrar los beneficios de este tipo de solución: la gestión preventiva permite el ahorro de importantes cantidades que ahora se consumen en costosísimas reparaciones y restauraciones, además de ofrecer una visión global del estado y necesidades de esos bienes culturales, necesaria para la toma de decisiones. A este proyecto probablemente se sumarán después las ciudades Patrimonio de la Humanidad, las 95 catedrales de toda España, algunos edificios singulares como las murallas de Ávila, etc.
En conclusión, se demuestra una vez más que la combinación de elementos tan dispares y contrapuestos entre sí como las nuevas tecnologías y el patrimonio histórico funciona y produce beneficios tangibles. Es más, resulta imprescindible para garantizar la viabilidad y disfrute en los próximos siglos de nuestro patrimonio, un tesoro que tenemos la obligación de preservar y hacer cada día más accesible al conjunto de la sociedad. Y es que es mejor prevenir que restaurar.
Imagen: Miguel. (respenda)

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