Recientemente veía cómo la oficina de una empresa quedaba incomunicada por un fallo en el conmutador de comunicaciones. Aunque el servicio técnico fue avisado de inmediato y accedió al dispositivo en el menor tiempo posible, no se pudo evitar la interrupción del servicio durante una hora. A pequeña escala podría parecer un suceso aislado sin mucha importancia, pero llevado a una gran oficina o a un servicio crítico resulta inviable. ¿Qué efecto tendría la misma incidencia si ocurriese en la oficina de los servicios del 061, por ejemplo?
Este hecho nos introduce en un aspecto que es diferenciador y determinante en el funcionamiento de una red y que no siempre aparece adecuadamente reflejado en su ciclo de vida: su gestión. Este concepto va mucho más allá que el de mantenimiento. En su versión más básica, pero también la más común, el mantenimiento va ligado a la reactividad. Primero ocurre la incidencia y luego entra en acción el mantenimiento, como veíamos en el caso anterior.
La gestión, por su parte, consta de dos pilares fundamentales: por un lado, la operación de la red y, por otro, su monitorización.
Ambas proporcionan muchas ventajas. A corto plazo permiten la detección de incidencias y actuar sobre ellas con mayor rapidez. Acceder a un dispositivo y modificar su configuración, para que os hagáis una idea, está “a un clic de ratón”. Y, a largo plazo, ofrecen ventajas mucho más interesantes, como la de poder planificar adecuadamente la migración de velocidad de una red y los cambios de equipamiento y cableado que conlleva. La inversión y el margen de error e incidencias en un despliegue se minimizan, pues se dispone del tiempo necesario para analizar las opciones del mercado y las acciones para sustituir el equipamiento.
Pero, ¿cómo se consigue esta gestión? Algunos clientes pueden pensar que es tan simple como acceder a cada uno de los equipos y revisar su estado, pero no es así. Es importante disponer de una buena herramienta que permita operar en los equipos y monitorizarlos de forma centralizada. Su selección dependerá del objetivo.
Todos los fabricantes ofrecen herramientas para aquellos clientes que quieran llevar a cabo la gestión de su red. Aquellos que quieren contar con la gestión de su red, pero no desean realizarla ellos mismos, pueden confiar el servicio a especialistas. Telefónica utiliza herramientas basadas en estándares que permiten monitorizar las redes de diferentes fabricantes, tanto en remoto, como en el domicilio del cliente. Como líder en la gestión de equipamiento de Redes de Área Local, en este servicio ofrece ventajas que conllevan una mejora cualitativa de la administración y mantenimiento de la LAN.
La primera de todas es la gestión del equipamiento ya existente del cliente, así como también del nuevo adquirido, si es el caso. Ofrece el control de la planta de equipamiento, así como la gestión de su garantía, de forma que el cliente puede permanecer tranquilo con respecto a su estado y actualización.
Además, la gran mayoría de tareas cotidianas de operación de red se pueden realizar a través de este servicio, como los backups de configuración o la reconfiguración de puertos. Se gestionan alertas de los equipos que permiten detectar posibles incidencias y ser proactivos en su resolución. En caso de incidencia, Telefónica gestiona el contacto con los fabricantes o servicios de soporte asociados, de forma transparente para el cliente.
Para completar el círculo del servicio, se ofrecen informes mensuales que analizan el estado de los equipos así como métricas del uso de red. Información que permite y, al mismo tiempo, habilita al cliente para poder tomar decisiones sobre la necesidad de actualizar su equipamiento de red, enlaces o cableado, entre otros elementos.
En definitiva, la gestión de una red es un servicio de valor añadido que proporciona un mejor mantenimiento de la misma y facilita su evolución y crecimiento. Pero, en el fondo, ofrece al cliente seguridad de que la red será operada y monitorizada de forma centralizada, lo que garantiza que los servicios que corren bajo esa red (VoIP, videoconferencia, transferencia de archivos…) tendrán los recursos necesarios para funcionar correctamente, lo que evita incidencias y mejora, y esto también es clave, la experiencia del usuario.
Imagen: geralt

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