En apenas tres meses han cambiado: nuestros hábitos, forma de relacionarnos, modo de trabajar y tampoco son ya iguales muchos otros aspectos de nuestra vida. La pandemia ha provocado esta transformación y, a la vez, ha acelerado la digitalización en curso. En este post explicaré la importancia y cometido de la CDN (Content Delivery Network).
El confinamiento primero y las limitaciones físicas de las distintas fases de la “desescalada” después han acentuado nuestro “yo virtual” y nuestras vidas han transcurrido en gran medida a través de las redes, como explicaba José María Álvarez-Pallete en la última Junta de accionistas de Telefónica. La implantación masiva del teletrabajo, el crecimiento del eCommerce, el ocio digital o la relación online con la Administración son solo algunos ejemplos.
Carreteras y autopistas digitales
No nos ha quedado más remedio que “tirarnos a la piscina de la digitalización” pero hemos podido nadar confortablemente gracias a la buena salud de nuestras redes y a la disponibilidad de la tecnología necesaria (la CDN entre ela). De la misma manera que no se puede pasar de 40 a 120 km/h si la carretera no está preparada para ello, no se puede multiplicar el tráfico en Internet si las autopistas digitales no están listas. Y cuando estalló la pandemia y nos vimos obligados a recluirnos en nuestras casas, todos comenzamos a reemplazar nuestro mundo físico por el virtual, forzando esas autopistas de la información.

Fuente: Akamai Technologies
La congestión en la red y la experiencia de usuario
Las redes, como se ha explicado ya en numerosas ocasiones, han superado la prueba con nota porque estaban preparadas, había un importante trabajo previo realizado.
Pero, ¿lo estaban las empresas y organismos públicos? El mencionado incremento del tráfico en Internet suponía una congestión en las autopistas de Internet en momentos puntuales. Eso se traduce en un retraso en la entrega de los contenidos al usuario o, en el peor de los casos, en el temido pantallazo que indica que no se puede cargar la página. Para las organizaciones supone un grave problema, ya que no pueden ofrecer su información o vender sus productos o servicios. En la práctica, es como si no estuvieran en Internet.
Tres segundos de paciencia
Además, la exigencia del consumidor ha aumentado considerablemente en relación al tiempo de carga de una página. Las estadísticas recogen que en torno al 50 por ciento de los usuarios abandonan el site al que quieren acceder si éste tarda más de tres segundos en cargar.
Solo tres segundos son los que determinan que una Administración pública pueda cumplir con su cometido con el ciudadano o que una empresa pueda perder una venta, cediéndosela a la competencia. Y en estos meses de crisis del COVID-19 en que todos “nos hemos refugiado en gran medida en la Red”, el riesgo de congestión ha aumentado.
Funcionalidades de la CDN
Las empresas no pueden controlar esta circunstancia y pedir a sus usuarios que accedan en momentos valle, pero sí pueden prepararse para que esto no suponga un problema. La solución se llama CDN (Content Delivery Network).
La CDN despliega un importante número de servidores por todo el perímetro de Internet y realiza una copia de gran parte de los contenidos que componen las webs (html, css, js, fotos, videos, etc.) de las organizaciones. De esta forma, siempre hay una réplica muy cerca del usuario final. Así, la congestión de la red no influye a la hora de entregar los contenidos, porque se evita tener que moverlos por largas rutas con diferentes cruces con atascos.
Además, para los casos en los que inevitablemente hay que acceder a los servidores origen de la información, la CDN toma una autopista super rápida – una especie de atajo que evita los puntos más colapsados de la Red – con lo que se evita la congestión. Esto se consigue mediante el uso de protocolos que no solo tienen en cuenta cual es la ruta más corta, sino también la más rápida.
Las amenazas crecen, junto al tráfico, en la Red
He mencionado algunos de los mecanismos que tiene una CDN para entregar rápidamente los contenidos a los usuarios, pero ésta también cubre otro aspecto que se ha vuelto fundamental en los últimos tiempos: la seguridad.
Conforme aumenta el tráfico en Internet, crecen las amenazas. Si en una calle comienzan a abrir tiendas y aumenta el número de transeúntes, inevitablemente lo hará la delincuencia, que también verá posibilidades para su negocio. Lo mismo sucede en Internet: según aumentan las compras, más datos de tarjetas de crédito circulan. Cuanta más relevancia y notoriedad tienen ciertas webs, más atractivo puede resultar suplantarlas o realizar un ataque para dejarlas indisponibles. Independientemente de cuál sea el objetivo – conseguir un beneficio económico o generar un impacto social – hay que estar preparados porque los malhechores de Internet crecen en la misma proporción que el tráfico de la Red.
Pues bien, la CDN permite implantar una solución de seguridad que garantiza que tanto los servidores origen de la información como los DNS (listín virtual que indica adónde hay que ir cuando se realiza una petición desde Internet) quedan a salvo de las amenazas que circulan por la red de redes.
Telefónica y su partner Akamai llevan más de veinte años trabajando juntos para garantizar la entrega de contenidos de las organizaciones con la mayor eficiencia y la mejor experiencia de usuarios, independientemente de la carga de la Red y de las ciberamenazas.
Imagen: Manel Torralba

Soluciones y Sectores
Te puede interesar
-
Lecciones aprendidas en la implantación de la salud digital
Recientemente se celebró la III Semana de Salud Digital, que incluía, como parte fundamental, el X Congreso Internacional de ...
-
Cómo llegar con la comunicación a la Luna con ayuda de la tecnología: MoonBack
Una de las conclusiones del informe “El puesto de trabajo en España" es que uno de los principales beneficios ...
-
Smart Workplace y el curioso caso de Benjamin Button
A principios de año ya anunciaba en este blog el lanzamiento del servicio Smart Workplace, una nueva propuesta de ...