Hablábamos en un artículo anterior de los aspectos industriales de la defensa que pudimos apreciar en FEINDEF 2023. Pero este evento no se circunscribió "sólo"a los aspectos industriales de la defensa sino que, también se trataron aspectos muy relevantes de las necesidades operacionales de las Fuerzas Armadas y de su doctrina estratégica en nuevos ámbitos de actuación. Veamos otros aspectos relevantes que tuvieron lugar en FEINDEF 2023…
En la exposición del JEMAD, el almirante Teodoro López Calderón, abordó la necesidad de incorporar aceleradamente las tecnologías digitales en los procedimientos operacionales de las Fuerzas Armadas. La incorporación de la inteligencia artificial (con “cautela” según describió), la ciberdefensa y otras capacidades digitales, tienen que estar respaldadas por desarrollos de software realizados en España, y operados por personal especializado y debidamente formado, para no depender de terceros y garantizar la autonomía de los ejércitos en una situación de crisis.

Entre otras cuestiones destacó la creación de Escuela Militar de Ciberoperaciones (cuya convocatoria superó las expectativas), así como la necesidad de incorporar personal especializado en robótica, para la operación de drones, vehículos autónomos y submarinos, sin poder prescindir del personal afectado a los medios tradicionales. Es decir, la defensa que hasta ahora ha sido una actividad vocacional, se verá obligada a atraer talento digital.
Este concepto fue ampliado por el vicealmirante Manuel Martínez Ruiz, director de Ingeniería y Construcciones Navales. Una fragata moderna es un “centro de datos” flotante y por tanto su personal tiene que dominar todas las disciplinas informáticas para operarla al 100% de su capacidad. La implementación de tecnologías de nuevos sensores, con abundancia de datos recopilados, obliga a cambiar la doctrina operacional de “sensor-to-shooter” a “data-to-decision”, correlacionando muchos datos para buscar la mejor solución.

Pero, además, las dimensiones del campo de batalla se están ampliando. Tradicionalmente teníamos tierra, mar y aire. Luego se agregaron el espacio y el ciberespacio. Es incipiente el desarrollo de la “guerra cuántica”, la aplicación de tecnología cuántica a las comunicaciones, la navegación y la detección. Pero, según el vicealmirante José María Núñez, comandante del Cuartel General Marítimo de Alta Disponibilidad, ha comenzado la lucha por la hegemonía del “lecho marino”, un campo de batalla para el que “no tenemos nada”. Y es un territorio por dónde pasa el 99% de los datos del mundo (a través de los cables submarinos), gasoductos como el Nordstream, además de abundantes recursos mineros.
Es evidente que, aunque la industria consiga proveer todos los productos que las FFAA necesitan para desarrollar esta nueva doctrina estratégica, la integración de los mismos en sistemas y soluciones de combate es un desafío en si mismo, con el cual están lidiando todos los países, y donde también se prevé la colaboración privada.
En ese sentido Telefónica presentó su solución de “Nube-de-Combate”, que, como dice José Luis Gilpérez, director de Defensa y Seguridad, “cambia las reglas de juego del escenario de batalla” dado que permite desplegar en una zona geográfica determinada toda la infraestructura de red (5G y LTE), almacenamiento y procesamiento de datos, que se necesita para operar distintas aplicaciones militares: drones aéreos y navales, vehículos autónomos terrestres, mensajería encriptada, retransmisiones de video de alta calidad, equipamiento sanitario y otras. Ver nota de de Prensa.
En definitiva, todo lo necesario para que un equipo humano se desempeñe en combate, bajo un mismo Centro de Mando y Control. Para esto, Telefónica se apoya en un ecosistema de empresas PYME locales, bajo la premisa de nacionalizar el conocimiento tecnológico y asegurar esa “autonomía estratégica” demandada tanto en el ámbito comunitario como por las Fuerzas Armadas de España.

una de las aplicaciones de la nube-de-combate
Si vis pacem, para bellum
Esta frase en latín, extraída de un escrito del escritor romano Vegecio publicado alrededor del año 390 d.c., está inscrita en la Escalera del Cañón, en el edificio central de la Academia General Militar de Zaragoza. “Si quieres la paz, prepárate para la guerra” representa muy sintéticamente el concepto de “disuasión”. Deja claro a los enemigos de la paz, que sus acciones agresivas tendrán consecuencias. Es una máxima que no siempre hemos aplicado.
En los años ’30 las democracias occidentales tardaron mucho en reaccionar ante la amenaza de Hitler. En parte porque el rearme de III Reich se realizó en secreto, utilizando campos de entrenamiento y fábricas desplazadas a la Unión Soviética. Y en parte porque estaban saliendo de una depresión económica y había otras prioridades. Dejaron que sus fuerzas armadas se volvieran obsoletas, faltas de entrenamiento y de recursos.
Cuando Hitler ocupó militarmente Austria y Checoslovaquia entre 1938 y 1939, las potencias occidentales no intervinieron. No brindaron ningún apoyo concreto a los países invadidos ni tomaron represalias diplomáticas, comerciales o militares contra el III Reich. Los EEUU redujeron su ejército a menos de 200,000 hombres, el núcleo de la flota británica estaba basado en barcos construidos antes o durante la I Guerra Mundial y la mayor parte de la Royal Air Force estaba obsoleta, Francia había destinado casi todo su presupuesto a construir un gran muro de hormigón al otro lado de la frontera alemana: la línea Maginot.
No es sorprendente que en 1939 la industria militar del III Reich superara en tecnología y capacidad de producción a los Aliados. Ni que su doctrina operacional estuviese más actualizada y acorde a las tecnologías disponibles al momento. La aplastante derrota de los Aliados en la campaña de Francia de 1940 fue una consecuencia de la mala preparación de su industria y sus ejércitos en la década anterior. Cuando quisieron reaccionar fue demasiado tarde. Llevaría cinco largos años y millones de muertos revertir esa situación.
En 2022 las democracias occidentales reaccionaron mucho más rápidamente. Dieron una asistencia militar inmediata al país agredido, aplicaron duras medidas económicas asumiendo las consecuencias de las mismas (inflación, ralentización económica) e iniciaron un proceso de rápida modernización de su industria de defensa y de su doctrina operacional. La reunión plenaria de la OTAN de Madrid en junio de 2022 ratificó esas directrices.
¿Es posible que estas medidas disuadan a los regímenes autoritarios que nos amenazan? No lo sabemos, porque el oponente también juega, pero la historia pesa mucho en la cabeza de los dirigentes europeos. No se podía caer en el mismo error. Una cosa es segura: cuánto más rápido y mejor hagamos esta transformación más posibilidades tenemos de mantener la paz.

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