La transparencia de datos, clave para confiar en la nueva economía

Si tomamos la definición de data transparency como se entiende ahora mismo leemos que es:

  1. La capacidad de acceder y trabajar fácilmente con datos, sin importar dónde se encuentren o qué aplicación los creó.
  2. La garantía de que los datos que se utilizan son precisos y provienen de la fuente oficial.

¿Esto qué significa y cómo nos afecta? Pues nos afecta y mucho porque se trata, en definitiva, de cómo se tratan nuestros datos. ¿Recordáis aquello de “si algo es gratis, el producto eres tú”? Pues eso mismo: nuestros datos nos pertenecen, o así debería ser, y la transparencia del dato implica que uno pueda acceder al control de los mismos, que nadie se quede con demasiada información nuestra de forma arbitraria.

Esto que parece, en apariencia, tan sencillo tiene muchas implicaciones, empezando por la propia construcción de Internet como Red de redes. Internet no es ni más ni menos que la interconexión de muchísimas redes pero, al final, hay algunos puntos de concentración realmente grandes (Google, Facebook, etc.). Ahí están muchos de nuestros datos: lo que hacemos cada día, nuestros recorridos, intereses, etc. Datos que cedemos constantemente y que se comparten y replican a veces ad nauseam, si bien esto no debería ser así.

En un post anterior sostenía que la visión actual de cloud es solo el comienzo, que edge y fog computing están de camino, y este camino puede ser una nueva Internet descentralizada en la que cada uno sea dueño de sus datos. Uno mismo, que es quien los tendría y nadie más. Pensadlo un poco: todos tenemos en nuestro bolsillo un smartphone, que en la actualidad tiene más capacidad de procesamiento que el ordenador del Apolo XI, que fue a la Luna… Vale, con ayuda desde Houston, pero es lo que había en la nave que viajó hasta allí.

En unos años los móviles inteligentes serán aún más potentes, tendrán más capacidad de computación y almacenamiento, etc., así que ¿por qué no podrían ser un nodito de Internet? Sobre todo si al final tenemos el anunciadísimo IPv6. Una Internet redefinida así permitiría que solo hubiese una copia de nuestros datos, la propia de cada uno, que podría permitir el acceso únicamente a quien quisiera.

Naturalmente esto está en sus inicios, pero estamos avanzando (afortunadamente) a grandes pasos. Concretamente Telefónica, a través del Data Transparencia Labun organismo referente en el ámbito de la investigación sobre la transparencia en el uso de los datos en el entorno digital, está empujando en esa dirección.

En la última edición del DTL, que se celebró a final de año, los investigadores que conforman los distintos grupos de trabajo hablaron, entre otros avances, de la exploración en nuevas tecnologías para marcar cada servicio de Internet con una etiqueta que evalúa su fiabilidad en términos de privacidad respecto a nuestros datos, y elementos que demuestren de qué manera redes sociales y buscadores usan rankings que muestran sesgos respecto a perfiles de usuarios según, por ejemplo, sus hábitos de compra, preferencias de búsqueda, etc. “Este tipo de innovaciones son básicas porque empoderan a los usuarios para reclamar el tipo de gestión que desean de los propios datos”, se dijo. Es tan necesario que se habla ya del auditor de algoritmos como una nueva profesión.

Sobre todo porque estamos en una época en la que los datos viajan. Viajan mucho. Van de máquina a máquina (IoT), en procesos de empresa a empresa (B2B), que alcanzan el negocio al consumidor (B2B2C) y, asimismo, van a ser manejados por inteligencias artificiales, recopilados por bots autónomos, chatbots y demás “bichería digital”.

El DTL crea y ofrece herramientas para que los usuarios obtengan de manera transparente información sobre la gestión de sus datos y las empresas puedan gestionarlos y tratarlos adecuadamente, ya que los datos son, hoy en día, el activo más importante y permiten crear nuevas oportunidades de negocio.

La transparencia en este ámbito es clave para generar una nueva economía de datos y confianza.

Imagen: geralt / pixabay

Ingeniero técnico industrial (electrónica industrial y automatización), con eMBA en dirección de empresas. Llevo en el sector TI desde el año 2000 que me incorporé a Nortel, después pasé por Dominion, Cisco, Alien Vault y Colt. En la actualidad trabajo en venta especialista global de cloud en Telefónica, desde donde presto soporte a multinacionales para desarrollar oportunidades multipaís con la propuesta de valor de Telefónica en la nube

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