RestGreen, Return Home, Deep Nostalgia, Closure, I leave, Afterword, Resomation… Probablemente no os suenen los nombres de estas empresas. Pertenecen al sector funerario, al que intentamos dar la espalda porque la muerte es un tema que resulta complicado abordar. Se trata de un sector cuanto menos especial. Hoy 2 de noviembre, que se celebra el Día de los difuntos, es un buen día para hacerlo.
Las visitas a los cementerios se multiplican en estas fechas y estos espacios evolucionan con el objetivo de mejorar su funcionamiento y gestión. En España existen alrededor de 17.682 necrópolis y en estas infraestructuras también se aplica ya el concepto de smart city.
Particularidades del sector funerario en España
Tras el protagonismo que desgraciadamente adquirió el sector funerario durante la pandemia, en España vive un proceso de concentración que ha supuesto la desaparición de unas 360 pequeñas empresas en el último lustro, aunque sigue siendo un mercado muy atomizado.
Dos particularidades de nuestro país en este terreno son la contratación masiva de seguros de decesos: seis de cada diez funerales son financiados por esta vía y tener el mayor número de hornos crematorios de Europa: rondan el medio millar. Aunque todavía no es una tendencia mayoritaria, ha crecido mucho en los últimos años.
Compostaje humano o polvo de estrellas: sostenibilidad hasta el más allá
Ante la emergencia climática la sostenibilidad es una preocupación transversal y también en este ámbito. Placas solares en los nichos o féretros biodegradables que, por otro lado, abaratan los costes son algunas alternativas.
Pero, ante la preocupación por el consumo de energía y la emisión de sustancias que supone el proceso de la cremación, aparecen nuevas técnicas como la del compostaje humano. o la “aquamación”.
Aunque ninguno suena tan bien como acabar convertido en polvo de estrella, como propone el proyecto Stardust Space, que quiere enviar las cenizas de los fallecidos al espacio..
Un Tesla fúnebre o las funerarias en redes sociales
Hace años un compañero ya escribió de la “innovación en la última milla”. Y es que también en este sector podría hablarse de “modas” o tendencias, que se dan cita por ejemplo en la feria Funermostra.
Tras el parón provocado por el COVID-19 se ha celebrado, además, la undécima edición de la Feria internacional de productos y servicios funerarios , en la que se pudo ver el primer Tesla fúnebre de Europa y el primer vehículo fúnebre cien por cien eléctrico, entre otras novedades.
En paralelo se celebró el segundo Congreso internacional de directivos funerarios, que como cualquier profesional necesitan actualizarse. En dichas jornadas se trató desde la química del embalsamamiento a la buena praxis en comunicación de las funerarias en redes sociales.
Y es que las tradiciones funerarias tienen un gran arraigo en la sociedad pero se han ido adaptando a los nuevos tiempos.
Un tramitador virtual funerario, plataformas de retransmisión en directo de misas y velatorios, una app móvil que ayuda a la geolocalización en cementerios de familiares o allegados o un algoritmo predictivo que permite animar con gran calidad imágenes antiguas de seres queridos fallecidos son solo algunos ejemplos. También hay una innovadora solución tecnológica que ayuda con las gestiones post-mortem (cancelación de suscripciones, contratos y cuentas).
Startups funerarias: el sector DeathTech
Esa última idea pertenece al sector DeathTech, en el que emergen startups centradas en optimizar el modelo de negocio y reducir costes a través de la digitalización, generar valor añadido o mejorar la experiencia de cliente (de familiares y amigos, claro). Tras el colapso del sector que generó la pandemia, ahora muchos inversores se están enfocando en él.
Aunque el componente emocional, que marca el recorrido del cliente más que en ningún otro en este sector, es universal, los hábitos de las nuevas generaciones también impulsan la transformación del mercado.
Un ejemplo, ligado al auge de los tatuajes y al apego creciente por las mascotas, podría ser esta idea que utiliza las cenizas de nuestros fieles amigos para fortalecer el vínculo con ellos.
Trabajamos demasiado antes del eterno descanso
Al tratar el tema de la muerte es imposible no plantearse un sinfín de preguntas. Por eso no quiero terminar sin mencionar las cinco cosas de las que más nos arrepentimos en nuestros últimos momentos, según una asistenta de enfermos terminales. Entre ellas están no haber vivido una vida más auténtica, no haber “elegido” ser felices y ¡ojo! y haber trabajado tanto.
Y me ha resultado curioso que el oído sea el último sentido que perdemos con lo difícil que nos resulta escuchar y no digamos ya practicar una escucha activa y empática.
Pues bien, si estáis leyendo esto estáis a tiempo. En el día de los difuntos, ¡carpe diem!

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