Vivimos en la era de los datos y ha nacido una nueva disciplina: el Master data management.
Los datos nos permiten entender situaciones, analizar problemas, detectar tendencias, conocer a nuestros clientes… Datos que, incluso, parecen interpretar nuestras personalidades y estados de ánimo, que permiten deducir afinidades, preferencias y sentimientos.
Se da, por un lado, una disponibilidad de datos sin precedentes en la historia, debido a la digitalización masiva y a una consecuente generación ingente de datos en bases de datos, aplicaciones, Internet y redes sociales.
Por otro lado, disponemos de unas enormes y crecientes capacidades de almacenamiento en Centros de Procesamiento de Datos corporativos y, sobre todo, en la nube.
Pero, más importante aún, disponemos, como nunca habíamos conocido, de unas enormes capacidades de procesamiento y análisis. Disponemos de la posibilidad de buscar en fracciones de segundo entre toda la información de Internet y tenemos unas potentísimas capacidades, a través del big data, de extraer información y conclusiones a partir de enormes cantidades de datos, que incluyen los no estructurados como imágenes, vídeos y sonidos. Y tenemos, por si lo anterior no fuese suficiente, capacidad de aprendizaje automático sobre esos datos a través de la inteligencia artificial y el machine learning. Y con ello, pasamos de los datos a la información, de la información al conocimiento, del conocimiento al aprendizaje y del aprendizaje a la inteligencia…
Un vertiginoso nuevo mundo de posibilidades nunca antes conocidas.
Y en la base de todo ello, los datos… y la necesidad de disponer de los mejores datos.
Aunque algunos algoritmos presentan capacidad de aprendizaje y de manejar la ambigüedad, e incluso el error, no cabe duda de que la calidad de la materia prima, de los datos en sí mismos, su disponibilidad y, sobre todo, su ajuste a la realidad y su confiabilidad, son clave si queremos que las conclusiones de los análisis sean acertadas y fiables.
Cuando hablamos de Internet y redes sociales, la libertad y la apertura son claves y no es mucho lo que ahí podemos o debemos hacer, pero otra cosa es cuando hablamos de datos corporativos sobre los cuales se basan las decisiones ejecutivas y de negocio de las compañías. Ahí tenemos la posibilidad y el deber de garantizar la disponibilidad y calidad de los datos.
Y con esta idea surge el Master data management, cuyo objetivo es la aplicación de criterios y normativas para gestionar los datos principales de una organización en aras de conseguir una visión consistente, confiable y compartida de los datos.
Basándonos en el libro ‘Multi-domain Master Data Management’ de Mark Allen y Dalton Cervo, podemos identificar diez funciones del Master data management:
- Gobierno de datos (Data governance): el ejercicio de autoridad y control de los activos de datos.
- Administración de datos (Data stewardship): gestión táctica de los datos, corrección de problemas relativos a ellos y mejora del proceso de gestión de los mismos.
- Integración y sincronización: gestión de los datos contenidos en múltiples fuentes para garantizar su alineamiento y consistencia.
- Gestión de datos de referencia: es decir, gestión específica de aquellos datos que sirven para validar, clasificar o categorizar otros datos.
- Arquitectura de datos: definición de unos modelos de información corporativos que determinan, como mínimo, el formato de los datos en los intercambios entre sistemas.
- Gestión CRUD (Create, Read, Update and Delete): para asegurar el ciclo de vida del dato, su creación, lectura, actualización y borrado.
- Seguridad de los datos: para protegerlos de usos maliciosos o inadecuados
- Resolución de entidades: para la consecución de una representación única de los datos, una única versión de la verdad cuando existen múltiples fuentes.
- Gestión de metadatos: gestión de la información sobre los datos, como diccionarios de datos, estructuras de datos, etc.
- Gestión de la calidad del dato: aplicación de procedimientos, metodologías y técnicas para que los datos sean fieles a la realidad, consistentes y, en definitiva, fiables.
Muchas disciplinas, mucho método, mucho gobierno. Puede parecer excesivo, burocracia o un exceso de dedicación… pero los datos son un bien precioso, un bien del que depende nuestro conocimiento y aprendizaje individual, corporativo e incluso social.
Vale la pena el esfuerzo de cuidarlos un poco ¿no?
Fuente: Pixabay

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