La semana pasada veíamos el nacimiento de la primera alianza global de seguridad entre operadoras de telecomunicaciones, de la que forma parte Telefónica, con el fin de proteger a las empresas ante los crecientes ciberataques en todo el mundo.
Pues bien, los estados también andan preocupados por su ciberseguridad. Los tiempos en que Corea del Norte amenazaba con una guerra nuclear contra Estados Unidos han terminado pero estamos en una nueva etapa de movimientos silenciosos en la que, el régimen de King Young ya está librando una guerra global encubierta desde la India usando recursos en el extranjero para llevar a cabo operaciones cibernéticas. Pero no solo desde la India, probablemente son varias las naciones del mundo desde las que los norcoreanos participan en este tipo de ciberactividades delictivas maliciosas. Así lo revela un informe de Recorded future (empresa dedicada a la ciberinteligencia de amenazas).
Los investigadores señalan que la casi ausencia de actividad cibernética maliciosa en la parte continental de Corea del Norte se debe a que la mayoría de los ciberataques patrocinados por el estado se perpetran desde el extranjero. Los ciberejércitos y sus ataques son una realidad más que extendida y aunque los ataques de ciberseguridad promovidos por los estados existen de una forma “poco visible” son una práctica habitual.
A finales del año pasado el Gobierno español anunciaba que en 2018 destinaría veinte millones de euros más para reforzar la ciberseguridad nacional y el Consejo Nacional de Ciberseguridad estudia la elaboración de una nueva estrategia. Este refuerzo, además, incluye la creación de un nuevo organismo (Centro de Operaciones de Ciberseguridad de la Administración General del Estado), que formaliza el uso de métodos de ciberseguridad por parte del estado.
Pero, aunque parezca una lucha reciente, hay indicios de que el estado español podría llevar varios años inmerso en dicho movimiento. Y es que en 2014 se descubrió el “malware Careto”, un software maligno altamente sofisticado, con fines “espiatorios” principalmente, en el que se encontraron indicios que hacen sospechar que su origen era España, ya no por la codificación del idioma de su código fuente, sino por el uso de expresiones cien por cien españolas que carecen de significado fuera de nuestras fronteras.
Estas conjeturas podrían ser o no reales, pero nos llevan a una rotunda afirmación: “El estado español es consciente de los problemas de una ciberguerra y, por ello, ya ha empezado a prepararse”. Con tal fin nació en 2013 una unidad poco conocida: el MCCD o Mando Conjunto de Ciberdefensa, que es el responsable de las acciones relativas a la ciberdefensa en las redes y sistemas de información y telecomunicaciones del Ministerio de Defensa, así como de la respuesta ante amenazas o agresiones que puedan afectar a la Defensa Nacional.
Es difícil medir cómo de preparados estamos para lo que algunos ya denominan la III guerra mundial, pero por parte de España ya hay un amplio camino recorrido si nos comparamos con países como Alemania, que no creó una unidad parecida al MCCD hasta abril del año pasado. ¿O es que anteriormente trabajaban en la sombra? ¿Cuántos gobiernos están formando un ciberejército? ¿Se están creando “bombas digitales”? Son muchas las preguntas en el aire ante este nuevo escenario que tal vez el día de mañana requiera hacer la mili digital.
Imagen: Christiaan Cole

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