Como ya se ha repetido por activa y por pasiva, no estamos en una época de cambios, sino en un cambio de época: big data, blockchain, impresión 3D, coches autónomos… hay una explosión de tecnologías emergentes, que evolucionan de forma exponencial y requieren nuevos perfiles profesionales.
Los hábitos y expectativas de los clientes, empoderados por estas tecnologías, han cambiado y demandan servicios de rápida y sencilla implantación con una total transparencia y seguridad en su proceso de puesta en marcha.
Se plantea entonces la necesidad de poner en marcha nuevos enfoques en la gestión de proyectos, que permitan a las organizaciones adaptar su forma de llevarlos a cabo. Ya no se puede plantear el uso exclusivo de las mismas herramientas y metodologías, hay que ir un paso más allá para llegar a los nuevos mercados: es necesario mejorar los tiempos pero, sobre todo, la capacidad de adaptación a los cambios.
Disponemos de múltiples metodologías ágiles como Scrum, Kanban, etc. y, como nos explicaba un compañero en este blog, solo es necesario descubrir cuál es el más apropiado en cada caso.
Incluso el organismo Project Management Institute, referente mundial en cuanto a gestión de proyectos, ha publicado en colaboración con Agile Alliance® la guía “Agile Practice Guide“ para poner a disposición de los jefes de proyecto que hasta ahora han utilizado una metodología más tradicional los conocimientos necesarios para llevar a cabo una aproximación diferente con métodos ágiles.
Pero ¿en qué se debe centrar un gestor de proyecto?, ¿qué aspectos debe tener en cuenta para no perder el tren de la transformación digital? Aquí dejo algunas ideas al respecto que me gustaría enriquecer con vuestras aportaciones:
- Comunicación: todos los integrantes del equipo de proyecto y los clientes deberían poder conocer de manera sencilla y en tiempo real el estado del proyecto.
- Colaboración y trabajo en red: mediante estos elementos es posible formar equipos conformados por el personal más adecuado, independientemente de su localización física.
- Innovación: es un must que los miembros del equipo entiendan el fracaso como aprendizaje y sean capaces de extraer todas las ventajas que proporciona el uso de las TIC.
- Combinación de metodologías y técnicas establecidas con un enfoque más orientado al objetivo final para que la realización de diagramas de Gantt, previsiones de riesgos, etc. no entorpezcan la evolución del proyecto y se apliquen nuevos enfoques metodológicos allí donde sea necesario.
- Simplificación: tanto del equipo de trabajo como de la forma de comunicación, los procesos empleados y la entrega de productos.
- Flexibilidad: tanto interna del equipo de trabajo y sus interacciones como de cara al cliente a la hora de afrontar cambios y también frente a las novedades tecnológicas que puedan surgir durante el tiempo de vida del proyecto.
- Eliminación de lo superfluo: burocracia, reuniones largas e innecesarias, etc.
Todo ello con la máxima de no perder de vista la seguridad de los datos, aunque esto daría para otro post.
¿Estamos preparados para que la gestión de proyectos responda a estas claves?, ¿en qué medida se están adaptando sus responsables a este nuevo enfoque?, ¿están las organizaciones dispuestas a llevar a cabo los cambios necesarios para adaptarse a la nueva realidad?
Imagen: Andrés Moreno

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