Es una evidencia que la tecnología está transformando el mundo laboral y que los trabajadores tendrán que adaptarse a los nuevos tiempos. También que la pandemia ha acelerado esta transformación. Todos somos conscientes de que será necesario adquirir nuevas habilidades. Pero ¿estamos seguros de cuáles serán?
Porque, si no es así, ¿cómo diseñar las mejores estrategias de aprendizaje?
En este sentido, me parece relevante compartir la investigación del McKinsey Global Institute: “Defining the skills citizens will need in the future world of work”. A partir del análisis del tipo de empleos que se perderán y se crearán, infiere el tipo de habilidades que serán cada vez más importantes en el futuro. Y que, como ya sabíamos, serán tecnológicas, sociales y emocionales.
La investigación identifica un conjunto de 56 habilidades fundamentales comunes para todos los profesionales, con independencia de su actividad y sector. Y demuestra cómo una mayor competencia en ellas ya está asociada con una mayor probabilidad de empleo, mejores ingresos y más satisfacción laboral.
Las habilidades fundamentales
Asumiendo que algunos trabajos serán muy especializados, el estudio concluye que, en un mercado laboral más automatizado, digital y dinámico, todos nos beneficiaremos del desarrollo de un conjunto de habilidades fundamentales que nos ayuden a cumplir con los siguientes tres criterios.
- Creación de valor más allá de lo que pueden hacer los sistemas automatizados y las máquinas inteligentes
- Desenvolvimiento en el entorno digital
- Adaptación continua a nuevas formas de trabajo y ocupaciones
El modelo que nos propone McKinsey se denomina DELTA (Distint Elements Of TA) porque la clave está en una mezcla de habilidades y actitudes.
Las habilidades fundamentales se clasifican en cuatro amplias categorías: cognitivas, digitales, interpersonales y de autoliderazgo. Dichas categorías engloban a su vez trece grupos de habilidades y en ellos se identifican 56 elementos de talento.


Utilidad y aplicación del modelo de DELTA
Mediante encuestas a 18.000 personas en más de quince países, McKinsey no sólo ha medido el grado de competencia en los 56 DELTA entre los trabajadores hoy y lo ha comparado con el nivel que estima que se requerirá mañana. También ha ahondado en si la competencia en estos DELTA ya está asociada con ciertas situaciones laborales.
Los resultados fueron los siguientes:
- Las competencias más bajas están en dos grupos de habilidades digitales: el uso de software y el desarrollo y comprensión de sistemas digitales. También fallamos en la categoría cognitiva en las habilidades para la comunicación, y en la planificación y formas de trabajar.
- Algunas competencias están vinculadas a la educación. En general, los participantes con un título universitario tuvieron niveles de competencia DELTA más altos, lo que sugiere que estarán mejor preparados para los cambios laborales. Sin embargo, resulta curioso que en muchas competencias de las categorías de autoliderazgo e interpersonales, como "confianza en sí mismos", "hacer frente a la incertidumbre", "coraje y toma de riesgos", "empatía", "entrenamiento" y "resolución de conflictos", no existe tal asociación. Incluso algunos DELTA, como la “humildad”, disminuyen al aumentar el nivel educativo.
- Los encuestados con mayores competencias DELTA tienen una mayor empleabilidad. Manteniendo constantes las variables demográficas y la competencia en todos los demás elementos, la investigación encuentra fuertemente asociado el empleo con las competencias de autoliderazgo, como "adaptabilidad", "hacer frente a la incertidumbre", "sintetizar mensajes" y "orientación al logro".
- La competencia digital parece estar particularmente asociada con ingresos más altos. Según el estudio, mayor competencia digital en todas las DELTA digitales implica un 41 por ciento más de probabilidades de obtener un ingreso superior, frente al 30 por ciento para las DELTA cognitivas, el 24 por ciento para las de autoliderazgo y el 14 por ciento para las interpersonales. En concreto, los cuatro DELTA más asociados con ingresos altos fueron "desarrollo de planes de trabajo" y "hacer las preguntas correctas" (en la categoría cognitiva), "confianza en sí mismo" (en autoliderazgo) y "conciencia organizacional" (un DELTA interpersonal).
- La satisfacción en el trabajo se asocia con ciertos DELTA de la categoría de autoliderazgo. Variables como "automotivación y bienestar", "hacer frente a la incertidumbre" y "confianza en sí mismo" son las que demuestran tener el mayor impacto en la satisfacción laboral de los encuestados.
- Las competencias relacionadas con el autoliderazgo marcan diferencias. En particular, la “confianza en sí mismo" y "hacer frente a la incertidumbre" están entre las más determinantes en los tres aspectos (empleabilidad, ingresos altos y satisfacción laboral).

Hacia un cambio de los sistemas de formación
El esquema DELTA propuesto por McKinsey puede ayudar a reformar los sistemas educativos y la formación en las empresas. Por ejemplo, mediante algoritmos de inteligencia artificial para guiar a quienes necesitan “reinventarse” o reinventar su profesión en la selección de los programas de capacitación más relevantes para cada caso. El programa Skills bank de Telefónica es un ejemplo. O incluyendo sistemas de certificación basados en las habilidades prácticas y las DELTA requeridas para realizar una determinada ocupación.
Sea como fuere, para garantizar la educación permanente que la sociedad digital exige, es necesario incluir modelos que nos preparen de verdad para el trabajo y la vida en el futuro. DELTA puede ser un buen comienzo.
Imagen: geralt/pixabay

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