Érase una vez el prestigioso departamento de Tecnología de una próspera empresa que cotizaba en Bolsa.El CIO y la Directora de Sistemas dirigían con buenos resultados y grandes reconocimientos el Departamento. Los sistemas, entonces alojados en aparatosos mainframes dotados con terminales 3270, funcionaban de manera estable, el Departamento crecía y el prestigio de aquellos gurús de las nuevas tecnologías era grande en toda la compañía.
Para colmo de su felicidad, el cielo los bendijo con una hermosa criatura, una princesa a la que decidieron poner por nombre Microinformática. Para su Kick-off, el CIO y la Directora de Sistemas invitaron a toda la compañía, desde sus miembros más ilustres hasta los más humildes.
¿A toda la compañía?
No. Para su infortunio, olvidaron invitar a la bruja Eficiencia, una viejecita muy pesada que no paraba de dar la lata exigiendo ahorros de toda índole.
Ignorantes de tan grave olvido, el CIO y la Directora de Sistemas disfrutaban de la reunión de Kick-Off al tiempo que las hadas buenas ofrecían a la criatura sus dones.
El hada Microelectrónica bendijo a la criatura con la Ley de Moore, y le prometió que la potencia de sus microprocesadores se duplicaría cada 2 años.
El hada Efectividad aseguró que con el correr de los años la recién nacida Microinformática sería la mejor solución para la automatización de todo tipo de tareas de oficina, para el trabajo en grupo, para la edición, para la contabilidad… y que, dotada de capacidad de proceso, terminales gráficos y disco duro, acabaría desplazando a los venerables terminales 3270 de los escritorios.
Por su parte, el hada Conectividad predijo un futuro en el que Microinformática estaría incorporada a un entramado de redes que le darían un acceso universal y banda ancha. Así, le regaló a la criatura una Intranet y el acceso a Internet.

El CIO y la Directora de Sistemas no cabían en sí de gozo, pero ¡ay! cuando mayor era el regocijo de todos los presentes, apareció inopinadamente la bruja Eficiencia, con su rostro sombrío y afeando la conducta de los mandos del departamento de Tecnología que no la habían invitado al Kick-Off.
Se hizo un silencio espeso y la bruja Eficiencia alzó su voz para pronunciar la siguiente maldición:
“Cuando la princesa Microinformática sea mayor de edad y más notoria sea su presencia en la compañía, sobrevendrá una crisis terrible. Habrá recesión, pulularán por el país hombres de negro y se producirán severos recortes presupuestarios. Y vosotros, que me habéis ignorado, contemplaréis espantados el gasto energético de la Princesa y desearéis que caiga en un sueño profundo que alivie vuestra factura eléctrica y el daño al medioambiente. Y sólo saldrá de ese sueño cuando el príncipe Descuidado mueva con insistencia el ratón o pulse el teclado llevado por su incomparable inconsciencia.”
Por unos momentos todos los presentes quedaron consternados, pero luego prosiguieron alegremente con el Kick-Off, porque hay que reconocer que, a pesar de los negros augurios que la solían acompañar, a la bruja Eficiencia nadie le hacía demasiado caso.
Transcurrieron años felices y prósperos. La princesa Microinformática, tal y como habían predicho las hadas, creció y creció hasta ser omnipresente, no sólo en el departamento de Tecnología sino en toda la compañía e, incluso, en todos los hogares.
El ritmo del progreso y la pujanza del Departamento de Tecnología parecían imparables y siendo como era Microinformática una princesa muy atractiva, no pasó inadvertida a los ojos del Príncipe Descuidado que coqueteaba con ella todo el día y toda la noche sin dejarla descansar ni ponerse en Off un solo instante.
Pero entonces sucedió algo terrible: tal y como había vaticinado la bruja, sobrevino la crisis. La deuda pública se hizo insostenible, cayeron el PIB y el consumo, y la cuenta de resultados de la compañía comenzó a tambalearse. El CEO exigió a todos sus departamentos austeridad, recortes y… ¿lo adivináis? … pues si, eficiencia.
El CIO y la Directora de Sistemas, muy preocupados, analizaron los gastos y se asustaron al verificar, entre otros, el elevado montante que la factura eléctrica suponía en el presupuesto del Departamento. Recordaron vagamente que la bruja les había advertido de algo que no recordaban muy bien, pero su orgullo les impidió acudir a ella.

Lo que si hicieron fue solicitar la presencia del mago Plataformas. Le citaron en la sala de juntas y le pidieron desesperados una solución. Éste se retiro al laboratorio de I+D y, pasado un tiempo prudencial, solicitó ser recibido para explicar su propuesta.
Os traigo la solución al problema energético y al daño al medio ambiente – anunció orgulloso. Y procedió a explicar su idea.
Ésta consistía en una plataforma de gestión que detectaba la actividad en los ordenadores personales. Para ello, se instalaba un agente (en soluciones más modestas se podía interactuar con el propio sistema operativo) que detectaba la actividad en el equipo y recopilaba información relevante del mismo. Todos esos agentes se comunicaban con un servidor. A través de la consola del servidor se podía, por un lado, establecer las políticas de ahorro energético para toda la planta de PCs y, además, permitía al CIO y la Directora de Sistemas disponer de información puntual sobre el comportamiento de su querida Microinformática.

¿Pero cómo se produce el ahorro? – se atrevió a preguntar la Directora de Sistemas.
Muy simple – repuso el mago Plataformas -. Aunque el comportamiento exacto se puede ajustar según las políticas que deseéis establecer, la idea es que cuando no haya actividad en un PC éste pase a estado ‘suspendido’… o ‘dormido’, si lo preferís, con lo que precisa mucha menos energía. El ahorro energético, os lo aseguro, será notable. Hay leyendas que hablan incluso de ahorros de hasta un 96 % en un PC dormido respecto al consumo en su estado ON.
Al CIO y la Directora de Sistemas la idea les pareció estupenda, así que solicitaron al mago Plataformas el correspondiente caso de negocio para presentarlo al Comité de Dirección.
El día en que el Comité aprobó el proyecto, el CIO y la Directora de Sistemas, en medio de su alegría, no pudieron evitar recordar las proféticas palabras de la bruja Eficiencia: “desearéis que la Princesa caiga en un sueño profundo que alivie vuestra factura eléctrica y el daño al medioambiente”.
Y este es el cuento. Un cuento inconcluso puesto que la crisis persiste y la lucha del CIO y la Directora de Sistemas por conseguir ahorros y soluciones sostenibles aún no ha finalizado.

No sabemos, realmente, si son felices, y no tenemos ni idea de si han comido perdices.
Pero cuentan los juglares y, sobre todo, los contables, que la compañía está ahorrando dinero y hay quien afirma que cuando el CIO y la Directora de Sistemas participan en jornadas de reflexión, no pueden evitar reconocer su perplejidad y la confusión de sus sentimientos. Porque, cuando se sinceran, tienen que admitir que cada vez les cae ‘más gordo’ el Príncipe Descuidado y, sin embargo, comienzan a sentir una inconfesable simpatía por la bruja Eficiencia.
Y colorín, colorado, este post se ha acabado.

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