Cuando hablamos de nuevas tecnologías nos viene a la mente un perfil de usuario relativamente joven, acostumbrado a desenvolverse en su entorno social y profesional con este tipo de herramientas; compra por Internet, usa mensajería instantánea y está en las redes sociales.
Pero este escenario está cambiando a pasos agigantados. Por ejemplo, el año pasado el 12 por ciento de los usuarios de WhatsApp se encontraban en la franja de edad de entre 45 y 55 años, y el 8 por ciento superaba los 56 años. Es lógico suponer que este cambio en las costumbres tecnológicas no se va a producir de un día para otro, pero también es patente que la velocidad del cambio es notoria.
La edad media de la población está creciendo, y cada vez más nos encontramos con que estos usuarios son también pacientes preocupados por el cuidado de su salud, y un tratamiento eficiente de su enfermedad, en muchos casos crónica. Y las nuevas tecnologías juegan un papel fundamental en este ámbito.
El pasado mes de marzo, Accenture publicaba un informe, fruto de una encuesta a casi 11.000 adultos de diez países occidentales con edades superiores a los 65 años y el 67 por ciento declaraba que quería acceder a los servicios sanitarios desde casa. Los encuestados eran, pues, tajantes en su voluntad de tener acceso desde el hogar a herramientas on line de autocuidado para gestionar de manera remota su salud, plataformas de dispositivos wearables, comunidades virtuales sobre su patología, acceso a su carpeta de salud, etc. En definitiva, los usuarios “senior” ven eHealth como un elemento clave para la gestión de su salud en un futuro inmediato.
Con este tipo de soluciones se puede lograr que los usuarios que están en esa franja de edad (y, por supuesto, cualquier otro) se conviertan en pacientes expertos, aumenten su independencia, se mantengan activos y saludables y gocen de una mayor interactividad con su entorno sanitario; en definitiva mejoren su salud y su calidad de vida.
En Telefónica eHealth hemos sido y seguimos siendo testigos de que esto es posible; en algunos de nuestros proyectos, como los relativos a gestión remota de pacientes, telehospitalización o monitorización de pacientes crónicos o teleasistencia móvil, la edad media de los usuarios supera en muchos casos los 80 años. Hace poco era impensable pensar en nuestros abuelos manejando con soltura una tableta para medirse el nivel de glucosa o controlar su presión sanguínea, usar un terminal móvil para comunicarse con un prestador social, o cumplir con un programa de rehabilitación desde su domicilio.
Queda camino por recorrer, pero ya hemos comenzado a andarlo y cada vez con pasos más firmes. Sigamos trabajando para eliminar esa brecha digital y permitir un acceso cada vez más universal a estas soluciones de salud.
Imagen: Stanislav Jermar

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