Poco antes del verano asistí a la presentación del libro La salud digital y las nuevas formas de atención médica en Espacio Fundación Telefónica. Constituía el estreno de una nueva colección de Health Tech, lanzada por LID Editorial (Grupo Almuzara) para promover la divulgación y el intercambio de ideas acerca de la transformación digital en el sector sanitario. Pretende establecer el estado del arte del eHealth y para ello pasa revista a las tendencias, tecnologías y actores.
También forma parte de esta colección Biotecnología, del que escribía recientemente Julio Jesús Sánchez, compañero del blog y coautor del libro al que hoy me refiero.
A esta puesta de largo asistieron, entre otras personalidades, el propio ministro de Sanidad, José Manuel Miñones, y el presidente del grupo Almuzara, Manuel Pimentel. En el encuentro se reflexionó sobre la atención médica del futuro en un contexto de grandes cambios demográficos y de la salud pública, y el impacto de las nuevas tecnologías digitales.
La sensación que me quedó es que nos encontramos ante una transformación revolucionaria que va a ocurrir muy rápido pero cuyos resultados son bastante impredecibles incluso para los expertos.
Empezaré por comentar la obra para luego analizar algunos de estos posibles escenarios de cambio
Estructura de "La salud digital y las nuevas formas de atención médica"
“La salud digital” está coescrito, como señalaba, por nuestro colega del blog Julio Jesús Sánchez y por el doctor Jaime del Barrio. Como bien indica en el prólogo Santiago Torres, director de la nueva colección y presidente de Atrys Health, ambos autores son un “buen ejemplo de la conjunción que existe entre la salud y las nuevas tecnologías”. El doctor del Barrio aporta su experiencia en gestión de la sanidad en el sector público (fue consejero de Sanidad del gobierno regional de Cantabria) y Julio Jesús, su conocimiento como ingeniero en Telecomunicaciones y responsable de numerosos proyectos de eHealth en Telefónica.
Hacia la atención sanitaria basada en valor
En el ámbito de las tendencias, destaca el creciente interés entre los administradores sanitarios por el paradigma de la Atención Sanitaria basada en Valor (Value-based Health Care o VBHC). En síntesis, un modelo que “no se centre en la cantidad de los servicios prestados, sino en el valor de estos, entendiendo como valor los resultados de salud relevantes para las personas unidos a la experiencia del paciente y su vivencia de la enfermedad y el tratamiento”.
Como indican los autores, lo difícil es ponerse de acuerdo en lo que significa la palabra “valor” y cómo se establecen fórmulas concretas para medirlo y, así, fijar metas objetivas para el mejoramiento del sistema. Pero tanto la OMS como otros foros de política sanitaria señalan al paradigma de VBHC como el modelo futuro de los sistemas de salud y están diseñando sus hojas de ruta para alcanzarlo (en España, la Asociación de Salud Digital).
Un crisol de tecnologías interrelacionadas
Desde el punto de vista de las tecnologías, el libro documenta de forma muy completa el grado de desarrollo de los distintos campos de actuación que influyen en los servicios digitales de salud. Estos son:
- Aplicaciones de autocuidado
- Aplicaciones sanitarias
- Wearables
- Videoconsulta (y otras formas de telemedicina)
- Redes sociales
- Tecnologías emergentes (Big data, inteligencia artificial, metaverso y otras)
Los actores de la salud digital
Finalmente, en “La salud digital” se describe el rol y posicionamiento actual de los que se consideran actores decisivos:
- Profesionales sanitarios
- Administración
- Empresas farmacéuticas
- Empresas tecnológicas y de telecomunicaciones
Un cambio de época
La tecnología de la información se viene utilizando en el ámbito sanitario desde hace décadas para mejorar los procesos asistenciales con grandes avances en algunas áreas como el diagnóstico por imágenes, la gestión de las agendas, las historias clínicas electrónicas o la atención médica remota. ¿Qué es lo que ha sucedido para que ahora pensemos que se va a producir un gran cambio en la atención sanitaria? Hay dos aspectos fundamentales:
Las nuevas terapias digitales
El primero no se refiere a automatizar o mejorar los resultados de los procesos asistenciales tradicionales mediante el uso de tecnología, sino a crear terapias digitales completamente nuevas (“pasando del cuerpo enfermo al cuerpo sano”), para las cuales hay que comenzar a realizar estudios clínicos desde cero. Las más comunes son las aplicaciones móviles para tratar enfermedades mentales.
Pero también hay otras “aplicaciones terapéuticas” para hacer intervenciones en digestivo, oncología y cardiovascular. Un ejemplo pionero es Moovcare, un software que monitoriza los síntomas de pacientes con cáncer de pulmón una vez por semana para detectar posibles recaídas.
En algunos lugares, como Alemania, se ha empezado a trabajar en la homologación oficial de estas aplicaciones como si fuesen un fármaco, pasando por las mismas fases de evaluación hasta generar suficiente evidencia clínica antes de su aprobación. No obstante, este método tiene evidentes limitaciones porque un software no es, por naturaleza, una sustancia química. Probablemente no sea tanto una muestra de modernidad, como de conservadurismo que tiene el fin de dar alguna cobertura legal a los funcionarios y acordar el reembolso total o parcial de su coste (es el caso de Moovcare en Francia).
A pesar de la falta de protocolos y regulación (o quizá debido a ello) la cantidad de nuevas “terapias digitales” está creciendo rápidamente. El libro nos da una pista: de los 2.000 estudios realizados entre 2007 y la actualidad, 1.500 se han realizado en los últimos cinco años
La secuenciación del genoma humano
Desde 2022 disponemos de la primera secuencia completa del genoma humano. No sólo eso: también de la de animales, con quienes podemos compararnos, y se han secuenciado 30 millones de genomas individuales.
El potencial de esta tecnología es todavía más difícil de imaginar. Pensemos en una medicina personalizada de precisión, el análisis genético poblacional e incluso la modificación del genoma para tratar ciertas enfermedades.
Pero la genómica podrá acelerar su desarrollo a partir de otras tecnologías que evolucionan en paralelo. En el libro se mencionan las tecnologías móviles (smartphones y wearables), big data y el machine learning; que “permitirán identificar el riesgo individual y los determinantes de bienestar y patogenicidad”.
Basta que algunos de los cientos de proyectos de investigación y desarrollo en curso, tanto en terapias digitales como en genómica, alcancen una masa crítica de usuarios para que estas ramas de la medicina crezcan exponencialmente.
Por eso creo que Santiago de Torres acierta al escribir en el prólogo de La salud digital y las nuevas formas de atención médica que estamos a las puertas de una revolución “bastante impredecible”. Por poner un ejemplo, podría ocurrir algo parecido a la revolución de la aspirina o al descubrimiento de la penicilina.
Cuando en 1899 la casa Bayer lanzó la primera síntesis pura del ácido acetilsalicílico, su éxito fue tal que en solo tres años su distribución ya era global y se habían publicado 160 estudios científicos sobre el producto. Imaginemos ahora lo que podría ocurrir con una terapia digital “descargable” en el móvil
Políticas sanitarias: falta dar el paso de los pilotos a la implantación a escala
Los autores apuntan que “los últimos dos lustros se han caracterizado por la timidez y la cautela de poner en marcha innumerables aplicaciones piloto con escasos ejemplos de implantaciones a escala”. En España hay algunos ejemplos de pilotos como el proyecto ValCronic (Valencia) o la iniciativa AtlanTIC (Andalucía) , desarrollados con la colaboración de Telefónica Empresas.
Falta dar ese salto entre el “piloto” y la “implantación a escala”. Por eso en el libro se hace una serie de llamamientos a los distintos actores influyentes en las políticas sanitarias para pasar a la acción y acelerar el proceso de transformación digital en la sanidad.
Responsables de organizaciones sanitarias, Administraciones y profesionales: “la tecnología está disponible”.
Un problema cultural
Me parece un llamamiento necesario, pero creo que el problema es cultural. Los sistemas de Sanidad pública fueron concebidos con reglas desarrolladas después de la pandemia de gripe de 1918/19. Toda la población ha crecido conociendo esas reglas y cree tener una idea clara de lo que deben ofrecer. Cualquiera que actúe contra esas pautas preestablecidas corre un gran riesgo.
Los pilotos impulsados por las organizaciones sanitarias no pasan a escala porque están concebidos por profesionales que conocen las ineficiencias del sistema y quieren mejorarlo, pero choca con la demanda del paciente. Por ejemplo, un sistema de “cita previa” resuelve muchos problemas de uso de recursos, pero no mejora mucho la experiencia del paciente.
En sentido contrario, un sistema de atención domiciliaria a la cronicidad (xxx) es muy efectivo pero para la Administración, dado que no es políticamente viable cerrar centros de salud o servicios de rehabilitación presenciales. Ocurre lo mismo con muchas prácticas de telemedicina: el público lo percibe como un “recorte” o una pérdida de calidad en la atención.
Esto es algo que no va a cambiar a corto plazo porque en España la generación que nació entre 1960 y 1974, que es la franja dominante en la pirámide de población, está llegando al momento de demandar más servicios sanitarios “tradicionales”. Los “nativos digitales”, que son quienes podrían aceptar los cambios con naturalidad son muy pocos y también muy exigentes (“lo quiero y lo quiero ya”).
Tampoco la Administración es un buen perceptor de la experiencia de usuario -podemos recordar el sonoro fracaso de las aplicaciones del COVID-19, por ejemplo- ni el vehículo ideal para viralizar una nueva forma de salud digital. Todos los gigantes digitales (Google, Facebook, Apple), por cierto, también han fracasado estrepitosamente en sus iniciativas de salud digital ¿Qué podemos hacer entonces?
La revolución vendrá desde los márgenes del sistema
En La salud digital y las nuevas formas de atención médica se recoge que: “El mundo de la tecnología aplicada al mercado de consumo masivo ha sido el motor de la innovación tecnológica en los últimos 25 años” Mi impresión es que la “revolución impredecible” vendrá de los márgenes del sistema. De mano de pequeñas empresas emprendedoras que, utilizando terapias digitales y genómicas, acierten con la experiencia adecuada del paciente, generen escala rápidamente y reduzcan los costes de los servicios hasta un nivel que el usuario esté dispuesto a pagar, aunque no reciba un reembolso. En ese momento, los sistemas públicos se verán “obligados” a adoptar esas aplicaciones o desarrollar algunas propias que las emulen.
Y creo que esta es la mejor contribución que hace “La salud digital”: aportar “datos, argumentos e información” a los emprendedores, profesionales sanitarios, ingenieros informáticos y de telecomunicaciones para revolucionar la sanidad y desarrollar esas aplicaciones que ni nos imaginamos.
Imagen:TEDxRosario
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